Cargados como vamos, avanzamos entre puestos de verdura y miel hasta salir "a campo abierto".
Nuestra primera parada es el Monte Brione, camino de Torbole. Subimos arriba del mismo, donde escondido a los turistas hay un gigantesco búnker. Desde el techo del mismo se tiene una de las mejores vistas del Lago de Garda, con Riva a un lado y Torbole, siempre lleno de velas, al otro.
Conocía este sitio de un viaje anterior y es absolutamente recomendable subir aquí arriba si se pasa por la zona.
La carretera por aquí es igualmente entretenida y tras pasar por el pintoresco Lago di Legro cruzamos un estrecho desfiladero con varias paellas para llegar al siguiente lago, el de Idro.
De allí sentímos como se va acercando Brescia y con ella la parte más aburrida de todo el viaje, los 200kms de autopista hasta Alessandría. Soporífero.
Por suerte a partír de allí el paisaje deja de ser llano y se va entrando en un horizonte parecido a la Toscana. Pequeños pueblos, montes suaves y carreteras estrechas rodeadas de campos, hasta que poco a poco nos acercamos a la costa y pasamos la sierra del litoral, tras alguna escabechina típicamente motera en puertos como el Colle san Bernardo.
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Por último, cruzamos la frontera para dormir en Mentón.
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